viernes, 19 de junio de 2009


Te sigo mirando en silencio

como se miran las cosas que duelen.

jueves, 18 de junio de 2009

Pequeñeces del hogar

Hoy es una mañana como cualquiera: despertar, las luces, los autos, las caras de temprano, la música cerquita y las escaleras fatigantes, algún que otro saludo, una lección de dos horas o menos, y luego casi lo mismo pero al revés; aquí empieza el mediodia. Al engendrar mi suerte (obvio,con sospecha) descubro que no era tan maravillosa. Tarde o temprano, algo tenía que pasar. Me desnudo frente a mi misma, y mis brazos se entrelazan como consolando de antemano lo que más tarde, iba a ser un pequeño infierno. Por ser pequeño no deja de ser terrible. Me siento en la cama, ya fatigada del suceso, me charlo unos cigarrillos con mis pasados y finalmente me ilumino: allí estaba la solución.

No hay terremoto: enciendo el fuego, pongo la cacerola y cocino mis miedos con mucha sal.
¡Que rico!

martes, 16 de junio de 2009

La despedida de Soledad

Cerré los ojos y ella me miraba lento pero firme en función de su despedida. Llevaba en sus pies unos zapatos de taco bien alto, y vestía de violeta con un estilo muy tétrico. Su voz...su voz es algo que no puedo describir ni con las mas académicas palabras pues no encuentro sonido que se le parezca. Tenía el aspecto de una viuda, una de cuento de terror. Su pelo era...como decirlo...triste, de angustias rubias. Sus manos simplemente parecían las de un esqueleto, llenas de vidas que desfilaron en sus intentos, de cargas pesadas y problemas.
Así y todo, la desgraciada era una linda imágen de portaretratos, pero a mi ya no me iba a engañar, no. Yo ya la había pasado en esta carrera.
Es verdad, puede volver a alcanzarme, pero ahora tengo la fuerza necesaria.

- Qué pena - me dijo - ahora que somos cercanas, ya tengo que irme.
- Esa es la vida, aunque te veas deliciosa en ciertas horas, ya no quiero encontrarte más
- y ojalá así sea...aunque siempre voy a estar con vos en algunas cosas.

Tenia razón, pero eso ya no me preocupa. En mis más íntimos deseos la encuentro merodeando y cuando volteo se desvanece. Ya no la veo claramente ni a ella ni a sus palabras lúgubres. Aunque a veces la extraño, por como enredaba las tardes en el verano, aun sabiendo que su obrar era un sinsentido. Era una gran habilidad la que tenía y aunque a veces la veo en otros ojos, viste distinto y tiene otros sueños.
"Esa es la vida" fueron mis palabras...y cuanta razón tuve!