Un destello de rutas infinitas
Varias manos tendidas en la arena
Simplemente te recuerda que estás lejos
Una casa enterrada en la maleza
Un sinfin de huellas de caballos firmes
que remontan a las épocas del Fierro
un hermoso amanecer en los rincones
y una fria madrugada en el cemento.
Es terrible y bien hermoso mi cielito
que se ve desde la puerta del algún bar
un amigo, un amargo, un destino
un silencio, un acorde en el zaguán.
Somos eso, carbon, yeso y cambalache
somos eso, somos barro y poca luz
somos yerba de la mala y de la otra
una imágen ya perdida bien al sur.