viernes, 25 de noviembre de 2011

Necio


Él decidió, sin preguntar, que la piel de ella era su lugar.
Pero que necias las manos, que tercas...porque ella voló,
como siempre vuela. Sin dudar.
Siempre se espera, la calma después de la tormenta
pero nunca el mar, sin preguntar...
Llegamos a la nada, una vez más
necia tristeza, sin preguntar...