La diéresis en su pecho, estrecha su caminata
Murió joven pero bella, en la rivera de una pequeña ciudad
Dijo todos sus pecados, el barrio no se olvidó
Sus gritos se oían ásperos, de vino blanco sin cartón
Olía sus dos historias, todos la dejaron ir
Uno en cuerpo y alma, y el otro para dejar de sentir
La única tarde en pena, que dejó su herencia fiel
es una dama distante, de pocas palabras y fuertes pies.
No te abrigues con excusas, sabés, sos carne y miel
Si supieras cuantas miserias se te escaparon el día de ayer
Porque viven los que matan, y los que mueren se nos van
Mi memoria está rellena con fotos, fotos tuyas nada más…
Entre el bien y el mal: Edith y todas sus fotos.
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