Me atraparon las palabras, quien las diga o las proponga. Las mias, las ajenas, las del infinito.
Me atraparon las palabras, vinieron en montones a cortar mi descanso de placenta, mi sublime pasividad.
Me atraparon y fueron tan amables como terribles, desnudaron de verbos mi cuerpo y pusieron todos los acentos en mis caderas.
Me besaron en las manos, con poder y miel con sal. Me abrieron todas ellas las heridas y el dolor, la cura. Me atraparon las palabras, amigas y enemigas, con brazos fuertes y puntos y comas en sus pesares.
Me atraparon como a tantos, entre gritos, tinta y anestesia.
Todas ellas, todas yo, nos reímos entre sílabas.
Me atraparon las palabras y con ellas todas sus letras.
2 comentarios:
tantas veces me han atrapado y sigo preso en un laberinto.
muy bueno lo de usted.
Las palabras cuando atrapan, tatúan el cuerpo... y acarician...
Muy bueno, Pazu!
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