lunes, 18 de noviembre de 2013
El día y lo demás
Me quedo acá,
los pies me crecen,
echo raíces en la tierra.
No hay otro momento, otro lugar
así.
Es la lluvia,
un horizonte idiota,
los árboles que bailan,
es el brazo, el pecho, la boca, los silencios
los cuentos, la trasnoche, la mirada
el descanso, los años.
y todo lo demás.
miércoles, 6 de noviembre de 2013
HORROR
Algo más siniestro que solo el mundo
separando las piernas, gritando:
son los mismos alaridos, los tuyos.
Son los mismos ojos, los tuyos.
Los mismos silencios, los mismos odios.
Caes otra vez
y de lejos ocultas tu ropa
retorciendo el cuello sin parar,
alzando los brazos
para vomitar papeles inquietos
te estoy viendo.
Nuestro último aliento...
y estás solo en esto.
jueves, 31 de octubre de 2013
Todas las horas de ahora
Hoy a cierta hora
voy a desgarrar
el sonido de la nada
hoy voy a gritar
Melodías flacas
humo sin señal
tengo tiempo
tiempo
tiempo siempre hay.
Armonías vagas
cielo sin señal
cuando es VERDAD
tiempo
tiempo siempre hay.
Hoy a cierta hora
voy a plantar pies
en la cama, a la aurora
del sí, esta vez.
lunes, 27 de mayo de 2013
Cuentitos, pensamientos y burbujas II
Lecciones (o Medidas
para no pisar la misma piedra)
Yo guardé tus
palabras en una caja, lejos de la cama por si decidieran subir. Doblé en varios pedacitos tus fotos, y mojé tus manos
para que tus dedos arrugados no puedan bien tocarme.
Yo enjuagué,
planché y doblé tu sonrisa, la puse dentro del placard, bien en el fondo donde
se esconden los diarios.
Los abrazos los
puse atrás del lavarropas, a veces cuando llueve las saco para que no se mojen,
esos son días grises.
Los besos los
dejé algunos meses al sol, mientras los miraba arder de soledad, sufrí, y
después los acumulé uno arriba de otro debajo de la mesita de luz, como flores
secas, machucadas que a su vez me regalan penosamente tu olor que no se va.
Los juegos y las
noches desveladas las puse en un rincón, las tapé con un mantel hecho de
disculpas y de vez en cuando, cuando limpio bien el piso, tiro algunos a la
basura.
El recuerdo de
tu cara al sol, directamente lo regalé, eso ya no es mío, aunque a veces vuelve
solo y la perra lo echa enojadísima.
Así fue que casi
todo lo descarté, lo tiré por la borda, olvidé ya a quien le regalé lo
regalado, y olvidé cuanto tiempo pasó, olvidé los por qué y los cómo.
Pero con las
heridas, los reproches, los llantos, los gritos, con los engaños, las mentiras,
los detalles que me horrorizaron, con las noches de rencor y las peleas, con
todo eso hice un ramo, un ramo que tengo arriba de la mesa, en un imponente
florero que todos los días riego, todos los días completo y sigue creciendo
inexplicablemente.
Con todo eso
convivo, con todo eso camino todos los días. Todo eso acumulo y domino. Con
todo eso aprendo.
viernes, 24 de mayo de 2013
-
SUR-REALIDAD
Delante de todo hay tierra
Simplemente tierra
Baña sus puertas abiertas
Ecos y coros de otros
Relámpagos y costras
Y sueños embotellados
Contenedores de simpleza
Pobres ellos los que miran
Los que opinan y siembran
Sin cosechar
Yo nací entre otros
Pobres ellos
Bandadas puercas dentro
BASTA
Y a dormir.
viernes, 15 de febrero de 2013
Cuentitos, pensamientos y burbujas
De capital
Mientras la neblina se alimentaba de mi sueño, un par de bolsas de basura que
descansaban en el cordón me avisaron que ya era tarde y temprano a la vez. El
subte tambaleante se detenía en la estación Púan a las diez de la mañana.
Nadie. Caminé y traté de no pensar una
vez más que había llegado al lugar correcto porque ya los balcones me habían
mirado raro. Nunca (todavía) llegué al barrio correcto.
Seguí sobre mis huellas y por fin se hizo hora de entrar a clase y
empezar mi día. Las voces de los alumnos, encerradas y entrelazadas con el
sonido ambiente del edificio me hacían acordar a la voz que me había imaginado.
Una voz de lejos, una voz de mar que no escuché de ninguna boca en realidad.
No creo que haya llegado nunca a saber su dirección, siendo sincera, nunca supe
ni en que barrio vivía. Calculé que Palermo, u Olivos o alguna callecita de
Flores. Supe sin embargo, que venía desde lejos, de tierra húmeda, que era un
extraño.
Supuse que siempre me iban a quedar las mañanas para caminarlas entre humo y
ruido e imaginar. Y los adoquines sobrevivientes, los que despiertan a los
autos y juntan hojitas. Y los baldes con agua fresca, las baldosas sueltas y el
olor a tierra de cantero que se humedece contenta, mientras yo busco lo que
nunca vi.
Siempre me quedan las mañanas, esas de buscar.
Mientras la neblina se alimentaba de mi sueño, un par de bolsas de basura que descansaban en el cordón me avisaron que ya era tarde y temprano a la vez. El subte tambaleante se detenía en la estación Púan a las diez de la mañana. Nadie. Caminé y traté de no pensar una vez más que había llegado al lugar correcto porque ya los balcones me habían mirado raro. Nunca (todavía) llegué al barrio correcto.
No creo que haya llegado nunca a saber su dirección, siendo sincera, nunca supe ni en que barrio vivía. Calculé que Palermo, u Olivos o alguna callecita de Flores. Supe sin embargo, que venía desde lejos, de tierra húmeda, que era un extraño.
Supuse que siempre me iban a quedar las mañanas para caminarlas entre humo y ruido e imaginar. Y los adoquines sobrevivientes, los que despiertan a los autos y juntan hojitas. Y los baldes con agua fresca, las baldosas sueltas y el olor a tierra de cantero que se humedece contenta, mientras yo busco lo que nunca vi.
Siempre me quedan las mañanas, esas de buscar.
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