Algo más siniestro que solo el mundo
separando las piernas, gritando:
son los mismos alaridos, los tuyos.
Son los mismos ojos, los tuyos.
Los mismos silencios, los mismos odios.
Caes otra vez
y de lejos ocultas tu ropa
retorciendo el cuello sin parar,
alzando los brazos
para vomitar papeles inquietos
te estoy viendo.
Nuestro último aliento...
y estás solo en esto.
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