domingo, 23 de octubre de 2011

Lapsus

Me miraba, retorciendo la boca en palabras jugosas, me miraba.
Lentamente masticaba los dichos asqueantes de todo lo que se le ocurría decirme, de todo.
Fueron 15 minutos y el tiempo se detenía en cada segundo, aunque nunca fue tan largo, hoy se siente fugaz.
Cuando se detuvo ya era medianoche, parece que el hechizo se había acabado y después de haberme escupido y pisoteado verbalmente, me abrazo y dijo:
"no, nunca te voy a lastimar"

y yo que soy perezosa, me colgué de su remera y besé sus piernas con furor, nada pudo hacerme pensar lo contrario: yo era asi y asi sería, por lo menos en ese instante fanático, en ese brillante pedazo del tiempo.

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