miércoles, 25 de abril de 2012

Estación


Caen sobre nosotros los embrujos de los árboles desnudos, vuelven las brumas regalandonos suspiros grises y blancos en las calles.


Son las mañanas de un mayo temprano, que va cosechando un nido en nuestras sábanas, un desayuno risueño de corazones apretujados entre acolchados y debates de trasnoche. 


Es la magia tan incomprendida, el brillo despreciado del rocío que eriza la piel de manera inconfundible. EL sentir, que casi nadie desea, pero que todos nombran.


Son las sensaciones que en metáforas nos persiguen, asqueando de connotaciones negativas en todas las palabras. 


Algunos, solo algunos amantes de estas mañanas tiesas, le rendimos culto, como siempre, como todas las veces, con una sonrisa dulce y un abrazo que, paradojicamente, lo aleja de un tirón. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Inspiración de otoño, despojada de hojas, despojada de dudas. En donde desnudarse, ya no cuesta.